Fuente: 20 Minutos. Blog
Fecha: 31/12/2017

Mañana del domingo tres de diciembre y con el tiempo justo. Atravieso de una orilla a otra del río Manzanares para asistir a una presentación de un libro infantil en una de las naves del Matadero. Aquello es un mundo de ofertas culturales, terrazas en espacio abierto, cine, edificios y plazuelas, donde caida mañana soleada de cualquier fin de semana transitan personas de todas las edades, caminando, en bicicleta, patines o cualquier otro medio de transporte.

Llegar hasta allí parecía sencillo, encontrar la nave donde se presentaba el libro, no lo fue tanto. A medio camino y de forma inesperada, encontré a José Villalba, compañero de activismo y voluntariado, recién llegado a mi vida, profesor de instituto, en concreto del Ciclo Formativo de Grado Superior de Educación Infantil y más que entregado a su labor docente. Gratamente sorprendido, José se dejó liar como acompañante.

Dimos unas cuantas vueltas hasta encontrar la antigua nave número quince. Finalmente pudimos disfrutar un rato junto a niñas y niños pequeños sentados y tirados por los suelos, participando de la presentación y jugando. José encontró a otra amiga, también docente en una escuela infantil.

Agradable mañana de encuentros y casualidades. Charlamos un buen rato y sobre todo conocimos nuestro libro y recomendación para este mes, Una familia calentita como el Sol, con texto de María Jesús Méndez e ilustraciones de Patricia Saavedra, de la Editorial La Locomotora, en edición especial encargada por GALEHI, Asociación de Familias LGTBI, subvencionada por el Ayuntamiento de Madrid en este año 2017, que nos regaló la editorial y la Librería Olacacia. Un montón de entidades interesantes, unidas en un precioso proyecto.

Ganador de un certamen de relatos infantiles organizado por GALEHI, el Ayuntamiento de Madrid y Madrid Destino, durante el pasado World Pride, este cuento trata de forma accesible un proceso de duelo de una niña y su familia. La protagonista, su gato Neón y sus dos madres, Ana y Lucía, pasan del calor del amor, de dormir juntas, de la fiesta de los besos compartidos, de las caricias en la tripa de Neón, las galletas y batidos de vainilla entre risas, al desconcertante y triste frío del desamor.

Precedido por las palabras que dan frío, la tensión y desilusión, la ruptura de pareja les va dejando heladas en camas separadas, cambiando la fiesta de los besos, en la que las mamás ahora solo besan a la niña, viviendo en interminables días grises de lluvia. El frío congela la casa, en la que ya no hay abrazos, ni besos, ni risas, ni canciones ó batidos. Nuestra protagonista con gorro y bufanda para combatir las bajas temperaturas emocionales, enfrenta la situación, pidiendo una sencilla explicación a sus madres, que le abrazan tan fuerte que las heladas palabras comienzan a derretirse, para dejar claro lo que la quieren.

Llega la separación, vuelve el calor del amor, de la fiesta de los besos, las cosquillas y los momentos compartidos, rotando y viviendo en las dos casas de sus madres. Una familia para siempre.

El proceso de duelo está tan bien plasmado, que se puede trasladar a la realidad de niños y niñas que conviven con situaciones de separación de pareja. Celebremos que en este relato encuentren una explicación a una crisis llena de sentimientos ambivalentes, de temor e irracionalidad. Momentos en los que a pesar de todo, las personas adultas debemos prestar la suficiente atención a las y los más pequeños, para trasmitir la seguridad de continuar siendo queridos y queridas, por encima de cualquier desconcierto personal. Crisis que muy mal gestionadas y al extremo, pueden derivar en conflictos de lealtades de los pequeños y pequeñas hacia sus madres y padres, que de forma errónea se instalan en el perpetuo y helado desamor.

Temperatura emocional que hace que nos sintamos muy cerca de la protagonista del relato. Colores cálidos y fríos que acompañan los sentimientos de una familia en tránsito crítico y del camino a una nueva y estable situación. Otros modelos familiares que debemos ir incorporando a una realidad muy diversa y bien gestionada por las y los adultos, para dar seguridad y un buen aprendizaje emocional a niños y niñas. Recomendable para leer a partir de seis años, e incluso para más pequeños y pequeñas de tres a seis, con ayuda, por sus coloridas y dinámicas ilustraciones que juegan cromáticamente para trasmitir todo un mundo de emociones.

Este relato me ayuda a resolver mi propio duelo y el de mi familia calentita como el Sol. Hace veinte días murió mi suegro, Antonio. Todavía tenemos frío. Sin embargo nos queda el calor de los tangos de Gardel que nos cantaba en las celebraciones familiares, de las bromas y la crianza de sus hijos e hija, nietas y nietos, a quienes quería con todo su corazón. Abuelo y padre, de otra generación mucho más hermética, pero no obstante orgulloso de su familia diversa. Al día siguiente de su fallecimiento nació su octavo nieto, Oliver Antonio, hijo de Eduardo y Nacho. No tiene sentido lógico ni científico, pero la vida, de alguna manera, se renueva.

Para estos duelos seguro que hay otros cuentos, un poco más tristes quizás, pero necesarios para aprender más sobre la vida.

Permítanme dedicar este post a mi familia y para que vayamos entrando en calor.

Les deseo un Feliz 2018, lleno de relatos, historias y sobre todo muchos momentos familiares para aprender, superar duelos y disfrutar leyendo.

¡Hasta muy pronto!